domingo, 3 de abril de 2011

Sermón y Lecturas del Domingo 3 de Abril de 2011



LECTURAS

1 Samuel 16:1-13


Y el SEÑOR dijo a Samuel: ¿Hasta cuándo te lamentarás por Saúl, después que yo lo he desechado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ve; te enviaré a Isaí, el de Belén, porque de entre sus hijos he escogido un rey para mí. Y Samuel respondió: ¿Cómo puedo ir? Cuando Saúl lo sepa, me matará. Y el SEÑOR dijo: Toma contigo una novilla y di: "He venido a ofrecer sacrificio al SEÑOR." Invitarás a Isaí al sacrificio y yo te mostraré lo que habrás de hacer; entonces me ungirás a aquel que yo te indique. Samuel hizo lo que el SEÑOR dijo, y fue a Belén. Y los ancianos de la ciudad vinieron a su encuentro temblando y dijeron: ¿Vienes en paz? Y él respondió: En paz. He venido a ofrecer sacrificio al SEÑOR. Consagraos y venid conmigo al sacrificio. Samuel consagró también a Isaí y a sus hijos y los invitó al sacrificio. Y aconteció que cuando ellos entraron, vio a Eliab, y se dijo: Ciertamente el ungido del SEÑOR está delante de El. Pero el SEÑOR dijo a Samuel: No mires a su apariencia, ni a lo alto de su estatura, porque lo he desechado; pues Dios ve no como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón. Entonces Isaí llamó a Abinadab y lo hizo pasar delante de Samuel. Y éste dijo: Tampoco a éste ha escogido el SEÑOR. Después Isaí hizo pasar a Sama. Y él dijo: Tampoco a éste ha escogido el SEÑOR. Isaí hizo pasar a siete de sus hijos delante de Samuel. Pero Samuel dijo a Isaí: El SEÑOR no ha escogido a éstos. Y Samuel dijo a Isaí: ¿Son éstos todos tus hijos? Y él respondió: Aún queda el menor, que está apacentando las ovejas. Entonces Samuel dijo a Isaí: Manda a buscarlo, pues no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga acá. Y envió por él y lo hizo entrar. Era rubio, de ojos hermosos y bien parecido. Y el SEÑOR dijo: Levántate, úngele; porque éste es. Entonces Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos; y el Espíritu del SEÑOR vino poderosamente sobre David desde aquel día en adelante. Luego Samuel se levantó y se fue a Ramá.

Efesios 5: 8-14

[8] En otro tiempo ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Pórtense como hijos de la luz, [9] con bondad, con justicia y según la verdad, pues ésos son los frutos de la luz. [10] Busquen lo que agrada al Señor. [11] No tomen parte en las obras de las tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas. [12] Sólo decir lo que esa gente hace a escondidas da vergüenza; [13] pero al ser denunciado por la luz se vuelve claro, y lo que se ha aclarado llegará incluso a ser luz. [14] Por eso se dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos y la luz de Cristo brillará sobre ti.»

Juan 9:1-41

JESÚS SANA A UN CIEGO DE NACIMIENTO [1] Al pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. [2] Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado para que esté ciego: él o sus padres?» [3] Jesús respondió: «Esta cosa no es por haber pecado él o sus padres, sino para que unas obras de Dios se hagan en él, y en forma clarísima. [4] Mientras es de día tenemos que hacer la obra del que me ha enviado; porque vendrá la noche, cuando nadie puede trabajar. [5] Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» [6] Dicho esto, hizo un poco de lodo con tierra y saliva, untó con él los ojos del ciego [7] y le dijo: «Vete y lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir el Enviado).» El ciego fue, se lavó y, cuando volvió, veía claramente. [8] Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: «¿No es éste el que se sentaba aquí y pedía limosna?» [9] Unos decían: «Es él. » Otros, en cambio: «No, es uno que se le parece». [10] Pero él afirmaba: «Sí, soy yo.» Le preguntaron: «¿Cómo es que ahora puedes ver?» [11] Contestó: «Ese hombre al que llaman Jesús hizo barro, me lo aplicó a los ojos y me dijo que fuera a lavarme a la piscina de Siloé. Fui, me lavé y veo.» [12] Le preguntaron: «¿Dónde está él?» Contestó: «No lo sé.» [13] La gente llevó ante los fariseos al que había sido ciego. [14] Pero coincidió que ese día en que Jesús hizo lodo y abrió los ojos al ciego, era día de descanso. [15] Y como nuevamente los fariseos preguntaban al hombre cómo había recobrado la vista, él contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.» [16] Algunos fariseos, pues, dijeron: «Ese hombre, que trabaja en día sábado, no puede venir de Dios.» Pero otros decían: «¿Puede ser un pecador el que realiza tales milagros?» Y estaban divididos. [17] Entonces hablaron de nuevo al ciego: «Ese te ha abierto los ojos, ¿qué piensas tú de él?» El contestó: «Que es un profeta.» [18] Los judíos no quisieron creer que siendo ciego había recobrado la vista, hasta que no llamaran a sus padres. [19] Y les preguntaron: «¿Es éste su hijo? ¿Y ustedes dicen que nació ciego? ¿Y cómo es que ahora ve?» [20] Los padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego. [21] Pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos, y quién le abrió los ojos, tampoco. Pregúntenle a él, que es adulto y puede responder de sí mismo.» [22] Los padres contestaron así por miedo a los judíos, pues éstos habían decidido expulsar de sus comunidades a los que reconocieran a Jesús como el Mesías. [23] Por eso dijeron: «Es mayor de edad, pregúntenle a él.» [24] De nuevo los fariseos volvieron a llamar al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Confiesa la verdad; nosotros sabemos que ese hombre que te sanó es un pecador.» [25] El respondió: «Yo no sé si es un pecador, lo que sé es que yo era ciego y ahora veo.» [26] Le preguntaron: «¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?» [27] El les dijo: «Ya se lo he dicho y no me han escuchado. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?» [28] Entonces comenzaron a insultarlo. «Tú serás discípulo suyo. Nosotros somos discípulos de Moisés. [29] Sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos ni siquiera de dónde es.» [30] El hombre contestó: «Esto es lo extraño: él me ha abierto los ojos y ustedes no entienden de dónde viene. [31] Es sabido que Dios no escucha a los pecadores, pero al que honra a Dios y cumple su voluntad, Dios lo escucha. [32] Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. [33] Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.» [34] Le contestaron ellos: «No eres más que pecado desde tu nacimiento, ¿y pretendes darnos lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. [35] Jesús se enteró de que lo habían expulsado. Cuando lo encontró le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del Hombre?» [36] Le contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» [37] Jesús le dijo: «Tú lo has visto, y es el que está hablando contigo.» [38] El entonces dijo: «Creo, Señor». Y se arrodilló ante él. [39] Jesús añadió: «He venido a este mundo para llevar a cabo un juicio: los que no ven, verán, y los que ven, se volverán ciegos.» [40] Al oír esto, algunos fariseos que estaban allí con él le dijeron: «¿Así que también nosotros somos ciegos?» [41] Jesús les contestó: «Si fueran ciegos, no tendrían pecado. Pero ustedes dicen: "Vemos", y esa es la prueba de su pecado.»

No hay comentarios: