domingo, 10 de abril de 2011

Sermón y Lecturas del Domingo 10 de Abril de 2011



LECTURAS

Ezequiel 37:1-14

HUESOS SECOS, ESCUCHEN LA PALABRA DE YAVÉ [1] La mano de Yavé se posó sobre mí. Yavé me hizo salir por medio de su espíritu. Me depositó en medio de un valle, que estaba lleno de huesos humanos. [2] Me hizo recorrer el valle en todos los sentidos; los huesos esparcidos por el suelo eran muy numerosos, y estaban completamente secos. [3] Entonces me dijo: "¿Hijo de hombre, podrán revivir estos huesos?" Respondí: "Yavé, tú lo sabes". [4] Me dijo: "Profetiza con respecto a estos huesos, les dirás: ¡Huesos secos, escuchen la palabra de Yavé! [5] Esto dice Yavé a estos huesos: Haré que entre en ustedes un espíritu, y vivirán. [6] Pondré en ustedes nervios, haré que brote en ustedes la carne, extenderé en ustedes la piel, colocaré en ustedes un espíritu y vivirán: y sabrán que yo soy Yavé". [7] Hice según lo que se me había ordenado y, mientras profetizaba, se produjo una gran agitación: los huesos se acercaron unos a otros. [8] Miré: vi cómo se cubrían de nervios, brotaba la carne y se extendía sobre ellos la piel. Pero no había en ellos espíritu. [9] Entonces me dijo: "¡Profetiza, hijo de hombre, llama al Espíritu! Dirás al Espíritu: Esto dice Yavé:¡ Espíritu, ven desde los cuatro vientos, sopla sobre estos muertos para que vivan! [10] Profeticé según la orden que había recibido y el Espíritu entró en ellos; recuperaron la vida se levantaron sobre sus pies: era una multitud grande, inmensa. [11] Yavé me dijo entonces: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ahora dicen: "Nuestros huesos se han secado, nuestras esperanzas han muerto, hemos sido rechazados". [12] Por eso profetiza. Les dirás esta palabra de Yavé: "Voy a abrir las tumbas de ustedes, oh pueblo mío, haré que se levanten de sus tumbas y los traeré de vuelta a la tierra de Israel. [13] Entonces, cuando haya abierto sus tumbas y los haya hecho levantarse, sabrán que yo soy Yavé. [14] Pondré en ustedes mi Espíritu y vivirán; los estableceré en su tierra y sabrán que yo, Yavé, lo dije y lo hice. -palabra de Yavé.

Juan 11:1-45

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO [1] Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. [2] Esta María era la misma que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el enfermo. [3] Las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: «Señor, el que tú amas está enfermo.» [4] Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para gloria de Dios, y el Hijo del Hombre será glorificado por ella.» [5] Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. [6] Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, permaneció aún dos días más en el lugar donde se encontraba. [7] Sólo después dijo a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.» [8] Le replicaron: «Maestro, hace poco querían apedrearte los judíos, ¿y tú quieres volver allá?» [9] Jesús les contestó: «No hay jornada mientras no se han cumplido las doce horas. El que camina de día no tropezará, porque ve la luz de este mundo; [10] pero el que camina de noche tropezará; ése es un hombre que no tiene en sí mismo la luz.» [11] Después les dijo: «Nuestro amigo Lázaro se ha dormido y voy a despertarlo.» [12] Los discípulos le dijeron: «Señor, si duerme, recuperará la salud.» [13] En realidad Jesús quería decirles que Lázaro estaba muerto, pero los discípulos entendieron que se trataba del sueño natural. [14] Entonces Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto, [15] pero yo me alegro por ustedes de no haber estado allá, pues así ustedes creerán. Vamos a verlo.» [16] Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.» [17] Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. [18] Betania está a unos tres kilómetros de Jerusalén, [19] y muchos judíos habían ido a la casa de Marta y de María para consolarlas por la muerte de su hermano. [20] Apenas Marta supo que Jesús llegaba, salió a su encuentro, mientras María permanecía en casa. [21] Marta dijo a Jesús: «Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. [22] Pero aun así, yo sé que puedes pedir a Dios cualquier cosa, y Dios te lo concederá.» [23] Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» [24] Marta respondió: «Ya sé que será resucitado en la resurrección de los muertos, en el último día.» [25] Le dijo Jesús: «Yo soy la resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá. [26] El que vive, el que cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» [27] Ella contestó: «Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.» [28] Después Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está aquí y te llama.» [29] Apenas lo oyó, María se levantó rápidamente y fue a donde él. [30] Jesús no había entrado aún en el pueblo, sino que seguía en el mismo lugar donde Marta lo había encontrado. [31] Los judíos que estaban con María en la casa consolándola, al ver que se levantaba a prisa y salía, pensaron que iba a llorar al sepulcro y la siguieron. [32] Al llegar María a donde estaba Jesús, en cuanto lo vio, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» [33] Al ver Jesús el llanto de María y de todos los judíos que estaban con ella, su espíritu se conmovió profundamente y se turbó. [34] Y preguntó: «¿Dónde lo han puesto?» Le contestaron: «Señor, ven a ver.» [35] Y Jesús lloró. [36] Los judíos decían: «¡Miren cómo lo amaba!» [37] Pero algunos dijeron: «Si pudo abrir los ojos al ciego, ¿no podía haber hecho algo para que éste no muriera?» [38] Jesús, conmovido de nuevo en su interior, se acercó al sepulcro. Era una cueva cerrada con una piedra. [39] Jesús ordenó: «Quiten la piedra.» Marta, hermana del muerto, le dijo: «Señor, ya tiene mal olor, pues lleva cuatro días.» [40] Jesús le respondió: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» [41] Y quitaron la piedra. Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: «Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado. [42] Yo sabía que siempre me escuchas; pero lo he dicho por esta gente, para que crean que tú me has enviado.» [43] Al decir esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!» [44] Y salió el muerto. Tenía las manos y los pies atados con vendas y la cabeza cubierta con un velo. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo caminar.» LOS JEFES JUDÍOS DECIDEN LA MUERTE DE JESÚS [45] Muchos judíos que habían ido a casa de María creyeron en Jesús al ver lo que había hecho.

Romanos 8: 6-11


[6] Pero no hay sino muerte en lo que ansía la carne, mientras que el espíritu anhela vida y paz. [7] Los proyectos de la carne están en contra de Dios, pues la carne no se somete a la ley de Dios, y ni siquiera puede someterse. [8] Por eso los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. [9] Ustedes ya no están en la carne, sino que viven en el espíritu, pues el Espíritu de Dios habita en ustedes. Si alguno no tuviera el Espíritu de Cristo, éste no le pertenecería. [10] Pero Cristo está en ustedes, y aunque el cuerpo lleve en sí la muerte a consecuencia del pecado, el espíritu es vida por haber sido santificado. [11] Y si el Espíritu de Aquel que resucitó a Cristo de entre los muertos está en ustedes, el mismo que resucitó a Jesús de entre los muertos dará también vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que habita en ustedes

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