domingo, 24 de junio de 2012

Sermón y Lecturas del Cuarto Domingo después de Pentecostés 2012


LECTURAS

2° Corintios 6:1-13
[1] Somos, pues, los ayudantes de Dios, y ahora les suplicamos que no hagan inútil la gracia de Dios que han recibido. [2] Dice la Escritura: En el momento fijado te escuché, en el día de la salvación te ayudé. Este es el momento favorable, éste es el día de la salvación. LAS PRUEBAS DE UN APÓSTOL [3] Nos preocupamos en toda circunstancia de no dar a otro ningún pretexto para criticar nuestra misión; [4] al contrario, de mil maneras demostramos ser auténticos ministros de Dios que lo soportan todo: las persecuciones, las privaciones, las angustias, [5] los azotes, las detenciones, las oposiciones violentas, las fatigas, las noches sin dormir y los días sin comer. [6] Se ve en nosotros pureza de vida, conocimiento, espíritu abierto y bondad, con la actuación del Espíritu Santo y el amor sincero, [7] con las palabras de verdad y con la fuerza de Dios, con las armas de la justicia, tanto para atacar como para defendernos. [8] Unas veces nos honran y otras nos insultan; recibimos tanto críticas como alabanzas; pasamos por mentirosos, aunque decimos la verdad; [9] por desconocidos, aunque nos conocen. Nos dan por muertos, pero vivimos; se suceden los castigos, pero no somos ajusticiados; [10] nos tocan mil penas, y permanecemos alegres. Somos pobres, y enriquecemos a muchos, no tenemos nada, y lo poseemos todo. [11] Corintios, les hablo con franqueza; les abro mi corazón. [12] En mí no falta lugar para acogerlos, pero en ustedes todo es estrecho. [13] Páguennos con la misma moneda. Les hablo como a hijos; sean más abiertos. NINGÚN COMPROMISO CON EL MAL

Job 38: 1-11
YAVÉ RESPONDE A JOB [1] Yavé respondió a Job en medio de la tempestad, y le dijo: [2] «¿Quién es ese que oscurece mis designios y habla de lo que no sabe? [3] Amárrate los pantalones como hombre; voy a preguntarte, y tú me enseñarás. [4] ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? ¡Habla, si es que sabes tanto! [5] ¿Sabes tú quién fijó sus dimensiones, o quién la midió con una cuerda? [6] ¿Sobre qué están puestas sus bases o quién puso su piedra angular, [7] mientras cantaban a coro las estrellas del alba y aclamaban todos los hijos de Dios? [8] ¿Quién encerró con doble puerta el mar cuando salía borbotando del seno materno, [9] cuando le puse una nube por vestido y espesos nublados por pañales; [10] cuando le fijé sus límites y le puse puertas y cerrojos [11] diciendo: «Hasta aquí no más llegarás, aquí se romperá el orgullo de tus olas»?

Marcos 4:35-41
[35] Al atardecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos: «Crucemos a la otra orilla del lago.» [36] Despidieron a la gente y lo llevaron en la barca en que estaba. También lo acompañaban otras barcas. [37] De pronto se levantó un gran temporal y las olas se estrellaban contra la barca, que se iba llenando de agua. [38] Mientras tanto Jesús dormía en la popa sobre un cojín. Lo despertaron diciendo: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» [39] El entonces se despertó. Se encaró con el viento y dijo al mar: «Cállate, cálmate.» El viento se apaciguó y siguió una gran calma. [40] Después les dijo: «¿Por qué son tan miedosos? ¿Todavía no tienen fe?» [41] Pero ellos estaban muy asustados por lo ocurrido y se preguntaban unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?»

domingo, 17 de junio de 2012

Sermón y Lecturas del Tercer Domingo después de Pentecostés 2012


LECTURAS

2 Corintios 5: 6-10 (11-13) 14-17
[6] Así, pues, nos sentimos seguros en cualquier circunstancia. Sabemos que vivir en el cuerpo es estar de viaje, lejos del Señor; [7] es el tiempo de la fe, no de la visión. [8] Por eso nos viene incluso el deseo de salir de este cuerpo para ir a vivir con el Señor. [9] Pero al final, sea que conservemos esta casa o la perdamos, lo que nos importa es agradar al Señor. [10] Pues todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir cada uno lo que ha merecido en la vida presente por sus obras buenas o malas. SOMOS MENSAJEROS DE LA RECONCILIACIÓN [11] Con esa visión del temor al Señor procuramos convencer a los hombres viviendo con sinceridad ante Dios, y confío que también ustedes se dan cuenta de que no disimulamos nada. [12] No queremos recomendarnos de nuevo ante ustedes, sino que deseamos darles motivo para que se sientan orgullosos de nosotros y para que sepan responder a los que están tan orgullosos de cosas superficiales pero no de lo interior. [13] Si se nos pasó la mano, es por Dios; si hemos hablado con sensatez, es por ustedes. [14] El amor de Cristo nos urge, y afirmamos que si él murió por todos, entonces todos han muerto. [15] El murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para él, que por ellos murió y resucitó. [16] Así que nosotros no miramos ya a nadie con criterios humanos; aun en el caso de que hayamos conocido a Cristo personalmente, ahora debemos mirarlo de otra manera. [17] Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado.


Ezequiel 17: 22-24
[22] Esto dice Yavé: Yo mismo sacaré del cedro una patilla y la plantaré en una montaña alta y segura. [23] La plantaré en una alta montaña de Israel, se desarrollará, dará frutos y se convertirá en un cedro magnífico; bajo él descansarán aves de todas las especies, se cobijarán a la sombra de sus ramas. [24] Todos los árboles del campo sabrán entonces que yo soy Yavé: yo rebajo al árbol que se eleva y levanto al árbol humillado; seco al árbol verde y hago florecer al árbol seco; yo Yavé lo dije y lo haré.


Marcos 4: 26-34
[26] Jesús dijo además: «Escuchen esta comparación del Reino de Dios. Un hombre esparce la semilla en la tierra, [27] y ya duerma o esté despierto, sea de noche o de día, la semilla brota y crece, sin que él sepa cómo. [28] La tierra da fruto por sí misma: primero la hierba, luego la espiga, y por último la espiga se llena de granos. [29] Y cuando el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha.» EL GRANO DE MOSTAZA (MT 13,31; LC 13,18) [30] Jesús les dijo también: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué comparación lo podríamos expresar? [31] Es semejante a una semilla de mostaza; al sembrarla, es la más pequeña de todas las semillas que se echan en la tierra, [32] pero una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto y sus ramas se hacen tan grandes, que los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra.» [33] Jesús usaba muchas parábolas como éstas para anunciar la Palabra, adaptándose a la capacidad de la gente. [34] No les decía nada sin usar parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado. JESÚS CALMA LA TEMPESTAD (MT 8,18; LC 8,22)

domingo, 10 de junio de 2012

Sermón y Lecturas de Segundo Domingo después de Pentecostés 2012


LECTURAS

2 Corintios 4: 13-5:1
[13] Tenemos el mismo don espiritual de fe que tenía el que escribió: Creí y por eso hablé. También nosotros creemos, y por eso hablamos. [14] Sabemos que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también con Jesús y nos pondrá cerca de él con ustedes. [15] Y todo esto es para bien de ustedes; los favores de Dios se van multiplicando, y también se irá ampliando cada día más la acción de gracias que tantas personas rinden a Dios para gloria suya. ESPERAMOS NUESTRA CASA DEL CIELO [16] Por eso no nos desanimamos; al contrario, aunque nuestro exterior está decayendo, el hombre interior se va renovando de día en día en nosotros. [17] No se pueden equiparar esas ligeras pruebas que pasan aprisa con el valor formidable de la gloria eterna que se nos está preparando. [18] Nosotros, pues, no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve; porque las cosas visibles duran un momento, pero las invisibles son para siempre.
5: [1] Sabemos que si nuestra casa terrena o, mejor dicho, nuestra tienda de campaña, llega a desmontarse, Dios nos tiene reservado un edificio no levantado por mano de hombres, una casa para siempre en los cielos.

Génesis 3: 8-15
[8] Oyeron después la voz de Yavé Dios que se paseaba por el jardín, a la hora de la brisa de la tarde. El hombre y su mujer se escondieron entre los árboles del jardín para que Yavé Dios no los viera. [9] Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» [10] Este contestó: «He oído tu voz en el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo; por eso me escondí.» Yavé Dios replicó: [11] «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol que te prohibí?» [12] El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio del árbol y comí.» [13] Yavé dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?» La mujer respondió: «La serpiente me engañó y he comido.» LA SENTENCIA DE DIOS [14] Entonces Yavé Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vida. [15] Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza mientras tú herirás su talón.»


Marcos 3: 20-35
[20] Vuelto a casa, se juntó otra vez tanta gente que ni siquiera podían comer. [21] Al enterarse sus parientes de todo lo anterior, fueron a buscarlo para llevárselo, pues decían: «Se ha vuelto loco.» [22] Mientras tanto, unos maestros de la Ley que habían venido de Jerusalén decían: «Está poseído por Belzebú, jefe de los demonios, y con su ayuda expulsa a los demonios.» [23] Jesús les pidió que se acercaran y empezó a enseñarles por medio de ejemplos: [24] «¿Cómo puede Satanás echar a Satanás? Si una nación está con luchas internas, esa nación no podrá mantenerse en pie. [25] Y si una familia está con divisiones internas, esa familia no podrá subsistir. [26] De igual modo, si Satanás lucha contra sí mismo y está dividido, no puede subsistir, y pronto llegará su fin. [27] La verdad es que nadie puede entrar en la casa del Fuerte y arrebatarle sus cosas si no lo amarra primero; entonces podrá saquear su casa. [28] En verdad les digo: Se les perdonará todo a los hombres, ya sean pecados o blasfemias contra Dios, por muchos que sean. [29] En cambio el que calumnie al Espíritu Santo, no tendrá jamás perdón, pues se queda con un pecado que nunca lo dejará.» [30] Y justamente ése era su pecado cuando decían: Está poseído por un espíritu malo. LA VERDADERA FAMILIA DE JESÚS (MT 12,46; LC 8,19) [31] Entonces llegaron su madre y sus hermanos, se quedaron afuera y lo mandaron a llamar. [32] Como era mucha la gente sentada en torno a Jesús, le transmitieron este recado: «Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y preguntan por ti.» [33] Él les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?» [34] Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. [35] Porque todo el que hace la voluntad de Dios es hermano mío y hermana y madre.»

domingo, 3 de junio de 2012

Sermón y Lecturas de Trinidad 2012


LECTURAS

Isaías 6:1-8
CÓMO FUE LLAMADO ISAÍAS [1] El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en un trono elevado y alto, y el ruedo de su manto llenaba el Templo. [2] Por encima de él había serafines. Cada uno de ellos tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos los pies y con las otras volaban. [3] Y gritaban, respondiéndose el uno al otro: «Santo, Santo, Santo es Yavé de los ejércitos, su Gloria llena la tierra toda.» [4] Los postes de piedra de la entrada temblaban a la voz del que gritaba y la Casa se llenaba de humo. Yo exclamé: [5] «¡Ay de mí, estoy perdido, porque soy un hombre de labios impuros y vivo entre un pueblo de labios impuros, y mis ojos han visto al rey, Yavé de los Ejércitos!» [6] Entonces voló hacia mí uno de los serafines. Tenía un carbón encendido que había tomado del altar con unas tenazas, [7] tocó con él mi boca y dijo: «Mira, esto ha tocado tus labios, tu falta ha sido perdonada y tu pecado, borrado.» [8] Y oí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?» Y respondí: «Aquí me tienes, mándame a mí.»

Juan 3: 1-17
JESÚS Y NICODEMO: HAY QUE NACER DE NUEVO [1] Entre los fariseos había un personaje judío llamado Nicodemo. Este fue de noche a ver a Jesús y le dijo: [2] «Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como maestro, porque nadie puede hacer señales milagrosas como las que tú haces, a no ser que Dios esté con él.» [3] Jesús le contestó: «En verdad te digo que nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo desde arriba.» [4] Nicodemo le dijo: «¿Cómo renacerá el hombre ya viejo? ¿Quién volverá al seno de su madre?» [5] Jesús le contestó: «En verdad te digo: El que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. [6] Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu. [7] No te extrañes de que te haya dicho: Necesitan nacer de nuevo desde arriba. [8] El viento sopla donde quiere, y tú oyes su silbido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo le sucede al que ha nacido del Espíritu.» [9] Nicodemo volvió a preguntarle: «¿Cómo puede ser eso?» [10] Respondió Jesús: «Tú eres maestro en Israel, y ¿no sabes estas cosas? [11] En verdad te digo que nosotros hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no aceptan nuestro testimonio. [12] Si ustedes no creen cuando les hablo de cosas de la tierra, ¿cómo van a creer si les hablo de cosas del Cielo? [13] Sin embargo, nadie ha subido al Cielo sino sólo el que ha bajado del Cielo, el Hijo del Hombre. [14] Recuerden la serpiente que Moisés hizo levantar en el desierto: así también tiene que ser levantado el Hijo del Hombre, [15] y entonces todo el que crea en él tendrá por él vida eterna. [16] ¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. [17] Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él

Romanos 8: 12-17
[12] Entonces, hermanos, no vivamos según la carne, pues no le debemos nada. [13] Si viven según la carne, necesariamente morirán; más bien den muerte a las obras del cuerpo mediante el espíritu, y vivirán. [14] Todos aquellos a los que guía el Espíritu de Dios son hijos e hijas de Dios. [15] Entonces no vuelvan al miedo; ustedes no recibieron un espíritu de esclavos, sino el espíritu propio de los hijos, que nos permite gritar: ¡Abba!, o sea: ¡Papá! [16] El Espíritu asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. [17] Siendo hijos, son también herederos; la herencia de Dios será nuestra y la compartiremos con Cristo. Y si hemos sufrido con él, estaremos con él también en la Gloria. TAMBIÉN EL UNIVERSO ESPERA SU REDENCIÓN