domingo, 26 de agosto de 2012

Sermón y Lecturas del Domingo 26 de agosto 13º después de Pentecostés


LECTURAS

Efesios 6: 10-20
HÁGANSE FUERTES [10] Por lo demás, fortalézcanse en el Señor con su energía y su fuerza. [11] Lleven con ustedes todas las armas de Dios, para que puedan resistir las maniobras del diablo. [12] Pues no nos estamos enfrentando a fuerzas humanas, sino a los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba. [13] Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. [14] Tomen la verdad como cinturón, la justicia como coraza; [15] tengan buen calzado, estando listos para propagar el Evangelio de la paz. [16] Tengan siempre en la mano el escudo de la fe, y así podrán atajar las flechas incendiarias del demonio. [17] Por último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios. [18] Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu. Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo en favor de todos los santos, sus hermanos. [19] Rueguen también por mí, para que, al hablar, se me den palabras y no me falte el coraje para dar a conocer el misterio del Evangelio [20] cuando tenga que presentar mi defensa, pues yo soy embajador encadenado de este Evangelio.

Josué 24:1-2ª; 14-18
SE RENUEVA LA ALIANZA EN SIQUEM [1] Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel, y reunió a los ancianos, jefes, jueces y secretarios. Juntos se presentaron delante de Dios. [2] Dirigiéndose al pueblo, Josué le dijo: [14] Tengan, pues, temor a Yavé, y sean cumplidores y fieles en servirlo. Dejen a un lado esos dioses que sus padres adoraron en Mesopotamia y en Egipto, y sirvan sólo a Yavé. [15] Que si no quieren servir a Yavé, digan hoy mismo a quiénes servirán, si a los dioses que sus padres sirvieron en Mesopotamia, o a los dioses de los amorreos que ocupaban el país en que ahora viven ustedes. Por mi parte, yo y los míos serviremos a Yavé.» [16] El pueblo respondió: «¡No quiera Dios que abandonemos a Yavé para servir a otros dioses! [17] Pues él nos hizo subir a nosotros y a nuestros padres de Egipto, de la Casa de esclavitud, e hizo estos grandes milagros que hemos visto; él nos protegió durante todo el camino y en todos los países por donde pasamos; [18] desalojó ante nosotros a todas la naciones y, en especial, a los amorreos que vivían en este país. Por eso, nosotros también serviremos a Yavé: él es nuestro Dios.»

Juan 6: 56-69
[56] El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. [57] Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. [58] Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron. El que coma este pan vivirá para siempre. ¿QUIEREN MARCHARSE TAMBIÉN USTEDES? [59] Así habló Jesús en Cafarnaúm enseñando en la sinagoga. [60] Al escucharlo, cierto número de discípulos de Jesús dijeron: «¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién querrá escucharlo?» [61] Jesús se dio cuenta de que sus discípulos criticaban su discurso y les dijo: «¿Les desconcierta lo que he dicho? [62] ¿Qué será, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir al lugar donde estaba antes? [63] El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu, y son vida. [64] Pero hay entre ustedes algunos que no creen.» Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a entregar. [65] Y agregó: «Como he dicho antes, nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.» [66] A partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. [67] Jesús preguntó a los Doce: «¿Quieren marcharse también ustedes?» [68] Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. [69] Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»

domingo, 12 de agosto de 2012

Sermón y Lecturas del Undécimo Domingo después de Pentecostés 2012


LECTURAS

1 Reyes 19:4-8
Anduvo por el desierto una jornada de camino, hasta llegar y sentarse bajo una retama. Imploró la muerte y dijo: "¡Ya es demasiado, Yahvé! ¡Toma mi vida, pues no soy mejor que mis padres!"
Se recostó y quedó dormido bajo una retama, pero un ángel le tocó y le dijo: "Levántate y come."
Miró y a su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió y bebió y se volvió a recostar.
El ángel de Yahvé volvió segunda vez, lo tocó y le dijo: "Levántate y come, pues el camino ante ti es muy largo."
Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.

Efesios 4:25-5:2
[25] Por eso, no más mentiras; que todos digan la verdad a su prójimo, ya que todos somos parte del mismo cuerpo. [26] Enójense, pero sin pecar; que el enojo no les dure hasta la puesta del sol, [27] pues de otra manera se daría lugar al demonio. [28] El que robaba, que ya no robe, sino que se fatigue trabajando con sus manos en algo útil y así tendrá algo que compartir con los necesitados. [29] No salga de sus bocas ni una palabra mala, sino la palabra que hacía falta y que deja algo a los oyentes. [30] No entristezcan al Espíritu santo de Dios; éste es el sello con el que ustedes fueron marcados y por el que serán reconocidos en el día de la salvación. [31] Arranquen de raíz de entre ustedes disgustos, arrebatos, enojos, gritos, ofensas y toda clase de maldad. [32] Más bien sean buenos y comprensivos unos con otros, perdonándose mutuamente, como Dios los perdonó en Cristo.

5[2] Sigan el camino del amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios

Juan 6: 35,41-51
35] Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. [36] Sin embargo, como ya les dije, ustedes se niegan a creer aun después de haber visto. [37] Todo lo que el Padre me ha dado vendrá a mí, y yo no rechazaré al que venga a mí, [38] porque yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. [39] Y la voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite en el último día. [40] Sí, ésta es la decisión de mi Padre: toda persona que al contemplar al Hijo crea en él, tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.» [41] Los judíos murmuraban porque Jesús había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo.» [42] Y decían: «Conocemos a su padre y a su madre, ¿no es cierto? El no es sino Jesús, el hijo de José. ¿Cómo puede decir que ha bajado del cielo?» [43] Jesús les contestó: «No murmuren entre ustedes. [44] Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me envió. Y yo lo resucitaré en el último día. [45] Está escrito en los Profetas: Serán todos enseñados por Dios, y es así como viene a mí toda persona que ha escuchado al Padre y ha recibido su enseñanza. [46] Pues, por supuesto que nadie ha visto al Padre: sólo Aquel que ha venido de Dios ha visto al Padre. [47] En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. EL CUERPO DE CRISTO, PAN DE VIDA [48] Yo soy el pan de vida. [49] Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron: [50] aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran. [51] Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo.»


domingo, 5 de agosto de 2012

Sermón y Lecturas del Décimo Domingo después de Pentecostés 2012


LECTURAS

Efesios 4:1-16
PROGRESEMOS HACIA EL HOMBRE PERFECTO [1] Yo, «el prisionero de Cristo», les exhorto, pues, a que se muestren dignos de la vocación que han recibido. [2] Sean humildes, amables, comprensivos, y sopórtense unos a otros con amor. [3] Mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos en el mismo espíritu. [4] Un solo cuerpo y un mismo espíritu, pues ustedes han sido llamados a una misma vocación y una misma esperanza. [5] Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, [6] un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actúa por todos y está en todos. [7] Cada uno de nosotros ha recibido su talento y Cristo es quien fijó la medida de sus dones para cada uno. [8] Pues se dijo: Subió a las alturas, llevó cautivos, y dio sus dones a los hombres. [9] Subió. Se refiere al que antes había bajado con los muertos al mundo inferior. [10] El mismo que bajó, subió después por encima de todos los cielos para llenarlo todo. [11] Y ¿dónde están sus dones? Unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros. [12] Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista a la construcción del cuerpo de Cristo; [13] hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es menos que la plenitud de Cristo. [14] Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o viento de doctrina o cualquier invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar. [15] Estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo. [16] El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor. REVÍSTANSE DEL HOMBRE NUEVO

Éxodo 16:2-4, 9-15
[2] Toda la comunidad de los israelitas empezó a murmurar contra Moisés y Aarón en el desierto. [3] Les decían: «¡Ojalá Yavé nos hubiera hecho morir en Egipto! Allí nos sentábamos junto a las ollas de carne y comíamos pan en abundancia. Ustedes, en cambio, nos han traído a este desierto en que todo ese gentío morirá de hambre.» [4] Pero Yavé dijo a Moisés: «Ahora les hago llover pan del cielo; salga el pueblo y recoja lo que necesita para cada día. Y yo voy a probar si se ajusta o no a mi enseñanza...
[9] Moisés dijo a Aarón: «Di a todos los hijos de Israel: Vengan, preséntense a Yavé, porque ha oído las quejas de ustedes.» [10] Y mientras Aarón hablaba al pueblo, miraron hacia el desierto: la Gloria de Yavé se apareció en medio de la nube. [11] Yavé habló a Moisés diciendo: [12] «He oído las quejas de mi pueblo. Diles: por la tarde comerán carne y por la mañana se saciarán de pan; así sabrán que yo soy Yavé, el Dios de ustedes.» [13] Aquella misma tarde llegaron codornices, que cubrieron el campamento. Y, por la mañana, en torno al campamento, había una capa de rocío. [14] Al evaporarse el rocío, apareció sobre el suelo del desierto una cosa menuda, como granos, parecida a la escarcha. [15] Cuando los israelitas vieron esto, se dijeron unos a otros: «Manha», o sea: «¿Qué es esto?» Pues no sabían lo que era. Y Moisés les dijo: «Este es el pan que Yavé les da para comer.

Juan 6: 24-35
24] Al ver que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, la gente subió a las lanchas y se dirigieron a Cafarnaún en busca de Jesús. [25] Al encontrarlo al otro lado del lago, le preguntaron: «Rabbí (Maestro), ¿cómo has venido aquí?» [26] Jesús les contestó: «En verdad les digo: Ustedes me buscan, no porque han visto a través de los signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. [27] Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre.» EL PAN DE VIDA: CREER EN EL HIJO DE DIOS [28] Entonces le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?» [29] Jesús respondió: «La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.» [30] Le dijeron: «¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? [31] Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, según dice la Escritura: Se les dio a comer pan del cielo.» [32] Jesús contestó: «En verdad les digo: No fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan del cielo. [33] El pan que Dios da es Aquel que baja del cielo y que da vida al mundo.» [34] Ellos dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.» [35] Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed.