domingo, 4 de julio de 2010

6º Domingo de Pentecostés: 4 de julio de 2010



LECTURAS

1 Pedro 2:1-9

[1].Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes. [2].Como niños recién nacidos, busquen la leche no adulterada de la Palabra; gracias a ella, crecerán y alcanzarán la plenitud.

CRISTO ES LA PIEDRA ANGULAR


[3].¿Acaso no han probado lo bueno que es el Señor? [4].Se han acercado al que es la piedra viva rechazada por los hombres, y que sin embargo es preciosa para Dios que la escogió. [5].También ustedes, como piedras vivas, edifíquense y pasen a ser un Templo espiritual, una comunidad santa de sacerdotes que ofrecen sacrificios espirituales agradables a Dios, por medio de Cristo Jesús. [6].Dice la Escritura: Yo voy a colocar en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; quien se afirme en ella no quedará defraudado.
[7].Ustedes, pues, que creen, recibirán honor. En cambio, para aquellos que no creen, él es la piedra rechazada por los constructores, que se ha convertido en la piedra angular; [8].piedra en la que la gente tropieza y roca que hace caer. Cuando se niegan a creer en la palabra, están tropezando con aquello en lo que debían afirmarse.
[9].Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues él los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.

1 Reyes 8:22-30

[22].Entonces Salomón se puso ante el altar de Yavé, en presencia de toda la asamblea de Israel. Extendió sus manos al cielo [23].y dijo:
«Yavé, Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti, ni en el cielo, ni en la tierra. Tú eres fiel a tu alianza y tienes compasión con tus siervos cuando te sirven con sinceridad. [24].Tú habías anunciado este día a mi padre David, tu servidor. Hoy vemos que has sido fiel a tus palabras y has cumplido tus promesas.
[25].Y ahora, oh Yavé, Dios de Israel, cumple bien esta otra promesa que le hiciste a David, diciendo: «Siempre habrá uno de tus hijos para servirme y reinar sobre Israel, con tal que tus hijos se comporten y me sirvan como lo has hecho tú.» [26].Cumple, pues, la palabra que le dijiste a David, mi padre.
[27].Pero, ¿será posible que Dios viva en medio de los hombres? Si los cielos invisibles no pueden contenerte, ¿cómo permanecerás en esta Casa que yo te he construido?
[28].Escucha, pues, la plegaria y las súplicas que tu siervo hace hoy en tu presencia. [29].Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre esta Casa, sobre este lugar del que tú mismo dijiste: En él estará mi Nombre, y dígnate escuchar las oraciones que haré en este lugar.
[30].Escucha mi plegaria y la de Israel, tu pueblo, cuando recen en este lugar. Desde tu morada celestial escucha y perdona.

Juan 10;22 - 30

[22].Era invierno y en Jerusalén se celebraba la fiesta de la Dedicación del Templo. [23].Jesús se paseaba en el Templo, por el pórtico de Salomón, [24].cuando los judíos lo rodearon y le dijeron: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo claramente.»
[25].Jesús les respondió: «Ya se lo he dicho, pero ustedes no creen. Las obras que hago en el nombre de mi Padre manifiestan quién soy yo, [26].pero ustedes no creen porque no son ovejas mías.
[27].Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco. Ellas me siguen, [28].y yo les doy vida eterna. Nunca perecerán y nadie las arrebatará jamás de mi mano. [29].Aquello que el Padre me ha dado es más fuerte que todo, y nadie puede arrebatarlo de la mano de mi Padre. [30].Yo y el Padre somos una sola cosa.»

Comentario de 1 reyes 8:22-30

[22] Yavé ha cumplido su palabra (20 y 25).
Había dos promesas de Dios a David. La primera decía que su hijo construiría el templo; la segunda, que sus descendientes guardarían el trono de Israel.
Vale la pena notar cómo Dios, siendo el Dios invisible y el Creador del Universo, quiere estar de alguna manera en cierto lugar: Jerusalén, y al lado de ciertos hombres: los descendientes de David. Esta continuidad de un centro visible se da ahora en la Iglesia. Aunque el Reino de Dios sea universal, esa Iglesia que misteriosamente es el Cuerpo de Cristo (Col 1,15-18) mantiene también con él lazos visibles, merced a la continuidad de los sucesores de sus apóstoles a través del tiempo.
Esta oración de Salomón, redactada probablemente por un profeta de la época real, señala la importancia y la relatividad del Templo. Ahí es donde reside el "Nombre" de Dios y donde Dios escuchará la oración de su pueblo (8, 30-53), y por esta razón, el Templo es el Lugar Santo que el hombre no podrá profanar sin pecar gravemente (Jer 7). Sin embargo este Templo construido por manos de hombre será incapaz de encerrar a Dios y a su Gloria. Los cielos invisibles no pueden contenerlo (27), con mayor razón esa morada terrenal.
sta visión del Templo estará constantemente presente en la enseñanza de los profetas: el Templo, por magnífico que sea, no asegura a Israel la felicidad, como en forma mágica. El es, más bien, la señal y el recuerdo incesante de la presencia y de la santidad de Dios.
Poco a poco, debido a esto mismo, toda la teología de Israel se irá centrando en el Templo: la tierra y los cielos son de Dios, pero, en esta tierra hay un país que le pertenece de manera muy particular: es la Tierra de la Promesa. En esta Tierra Prometida, todas las ciudades son de él, pero hay una que le es especialmente querida. Y en esta ciudad, en su corazón mismo, se encuentra la colina santa en la que está edificada la morada de Yavé.
De esta manera el Templo pasa a ser como el eje central sobre el que se articula el conjunto del universo; así se comprende entonces por qué su destrucción en el año 587 a.C. fue para la fe de Israel una prueba inimaginable: junto con el Templo y Jerusalén, el universo perdía su centro, su punto de equilibrio.
Pues bien, si el universo se había poco a poco concentrado, juntado alrededor del Templo, con el Nuevo Testamento en cambio, Cristo el Nuevo Templo pasará a ser el punto de partida de la irradiación salvadora: "Ustedes serán mis testigos en Jerusalén, en Judea y en Samaría y hasta los confines de la tierra".

[30] Después de pedir por sus descendientes, Salomón pide por el pueblo. Detengámonos en algunos puntos.
Declara inocente al justo (32). La primera petición corresponde a una costumbre de ese tiempo (ver Núm 5,11). Cuando no se podía descubrir la verdad en algún crimen, el acusado tenía que jurar que era inocente, aceptando todos los castigos de Dios en el caso de que hubiera jurado en falso. La gente estaba convencida de que Dios siempre iba a intervenir y no dejaría impune al mentiroso.
Los hombres te respetarán (40). En la Biblia, temer a Dios significa a menudo tomarlo en cuenta y respetarlo. Pero necesitamos también del temor a Dios y a sus castigos tanto como de su amor, pues éste no es lo suficientemente fuerte y continuo como para protegernos de nuestras debilidades.
Los extranjeros tendrán noticias de tu poder (41). Esta oración fue escrita siglos después, cuando ya había empezado la propaganda misionera de los judíos, la cual logró convertir a numerosos paganos a su propia fe.

Juan 10:22-30

[16]es decir, de otras naciones fuera de la judía. Entonces las encabezará a todas. No pretende juntarlas en un nuevo corral, es decir en una sociedad semejante a las de este mundo, sino que guiará a este pueblo sin fronteras hacia donde él sabe. El único rebaño, o sea, la única Iglesia, camina a lo largo de la historia y no identifica su destino con el de ningún pueblo o civilización, como tampoco se encierra en sus propias instituciones.
Los pastores del pueblo judío pensaban lograr la unidad favoreciendo el orgullo nacional, los privilegios de las castas más concientizadas, el rencor contra los extranjeros. Jesús, en cambio, reúne a su pueblo con la sola atracción de su persona: es suyo quien da crédito a su palabra y reconoce su voz.
Los hombres suelen agruparse en torno a grandes figuras, sean líderes o santos. Pero la presencia de un pastor se hace más necesaria todavía cuando un pueblo no tiene fronteras, ni armas, ni idioma, ni leyes que lo defiendan contra los ataques del exterior y las disensiones internas. La fe en Jesús es la que nos une, más que la fidelidad a las tradiciones del pasado, o la solidaridad entre correligionarios.
El pueblo de Cristo no es una masa; no es la Humanidad con mayúscula. Está compuesto de personas que valen cada una por sí misma y que han empezado con él una aventura hecha de confianza y de amor mutuo: Yo las conozco y ellas escucharán mi voz (v. 14 y 16).
Al hablar de pastor, la Biblia designaba, a veces a Dios mismo, único Rey de Israel; a veces pensaba en el rey-Mesías enviado por Dios. Ahora bien, Jesús no habla sino de un solo pastor. Pues, siendo otro distinto al Padre, no hace sino uno solo con él.
Varios textos del Antiguo Testamento llaman hijos de Dios a los ángeles, y Jesús recuerda que también los dirigentes son llamados dioses en unos pocos lugares, en el sentido de personeros divinos. Por esta misma razón Jesús no se proclamaba Hijo de Dios, para evitar las confusiones. Pero se define con mucha más fuerza diciendo: el Padre está en mí, y yo en el Padre

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