domingo, 13 de marzo de 2011

Sermón y Lecturas del Domingo 13 de Marzo de 2011



LECTURAS

Éxodo 2: 15-17, 3: 1-7

2: [15] De hecho, le llegó la noticia a Faraón y buscó a Moisés para matarlo, pero Moisés huyó de la presencia de Faraón y se fue a vivir al país de Madián. Allí se sentó junto a un pozo. ESTADIA DE MOISÉS EN MADIÁN [16] Vinieron una niñas para sacar agua, eran las siete hijas de un sacerdote de Madián. Como llenaran las piletas para dar de beber a las ovejas de su padre, [17] llegaron unos pastores y las echaron. Entonces Moisés salió en su defensa, y dio de beber al rebaño.
3: LA ZARZA ARDIENDO [1] Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el Cerro de Dios. [2] Entonces fue cuando el Ángel de Yavé se presentó a él, como una llama ardiente en medio de una zarza. Moisés estuvo observando: la zarza ardía, pero no se consumía. [3] Y se dijo: «Voy a dar una vuelta para mirar esta cosa tan extraordinaria:¿por qué la zarza no se consume?» [4] Yavé vio que Moisés se acercaba para mirar; Dios lo llamó de en medio de la zarza: «¡Moisés, Moisés!», y él respondió: «Aquí estoy.» [5] Yavé le dijo: «No te acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar que pisas es tierra sagrada.» [6] Luego le dijo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Al instante Moisés se tapó la cara, porque tuvo miedo de que su mirada se fijara sobre Dios. [7] Yavé dijo: «He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos,

Mateo 4 1-11

(Lc 4,1; Mc 1,12) [1] El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el diablo, [2] y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió hambre. [3] Entonces se le acercó el tentador y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.» [4] Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.» [5] Después el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso en la parte más alta de la muralla del Templo. [6] Y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues la Escritura dice: Dios dará ordenes a sus ángeles y te llevarán en sus manos para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.» [7] Jesús replicó: «Dice también la Escritura: No tentarás al Señor tu Dios.» [8] A continuación lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas. [9] Y le dijo: «Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras.» [10] Jesús le dijo: «Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a El solo servirás.» [11] Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle.(Mc 1,14; Lc 4,14) [12] Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea.

Romanos 5: 12-19

[12] Un solo hombre hizo entrar el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte. Después la muerte se propagó a todos los hombres, ya que todos pecaban. [13] No había Ley todavía, pero el pecado ya estaba en el mundo. Mientras no había Ley, nadie podía ser tenido por rebelde, pero no obstante el pecado estaba en el mundo. [14] Por eso, desde Adán hasta Moisés, la muerte tuvo poder, incluso sobre aquellos que no desobedecían abiertamente como en el caso de Adán. Pero otro Adán superior a éste había de venir. [15] Así fue la caída; pero el don de Dios no tiene comparación. Todos mueren por la falta de uno solo, pero la gracia de Dios se multiplica más todavía cuando este don gratuito pasa de un solo hombre, Jesucristo, a toda una muchedumbre. [16] No hay comparación entre lo que pasó con este pecador único y el don de Dios en la hora presente. La condenación procedía de una sentencia individual, pero ahora son rehabilitados una multitud de pecadores. [17] Y si bien reinó la muerte por culpa de uno y debido a uno solo, con mucha mayor razón la vida reinará gracias a uno solo, Jesucristo, en todos aquellos que aprovechan el derroche de la gracia y el don de la verdadera rectitud. [18] Es verdad que una sola trasgresión acarreó sentencia de muerte para todos, pero del mismo modo la rehabilitación merecida por uno solo procuró perdón y vida a todos. [19] Y así como la desobediencia de uno solo hizo pecadores a muchos, así también por la obediencia de uno solo una multitud accede a la verdadera rectitud.

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