domingo, 12 de septiembre de 2010

16º Domingo de Pentecostes: 12 de Septiembre de 2010



LECTURAS

Éxodo 32:7-14

7. Entonces Yavé dijo a Moisés en el cerro: «Vuelve y baja, porque tu pueblo ha pecado.
8. Bien pronto se han apartado del camino que yo les había indicado. Se han hecho un ternero de metal fundido y se han postrado ante él. Le han ofrecido sacrificios y han dicho: Israel, aquí están tus dioses que te han sacado de Egipto.»
9. Yavé dijo también: «Ya veo que ese pueblo es un pueblo rebelde.
10. Ahora, pues, deja que estalle mi furor contra ellos. Voy a exterminarlos, mientras que de ti yo haré nacer un gran pueblo.»
11. Moisés suplicó a Yavé, su Dios, con estas palabras: «Oh Yavé, ¿cómo podrías enojarte con tu pueblo, después de todos los prodigios que hiciste para sacarlo de Egipto?
12. ¿O quieres que los egipcios digan: "Yavé los ha sacado con mala intención, para matarlos en los cerros y suprimirlos de la tierra"? Aplaca tu ira y renuncia a castigar a tu pueblo.
13. Acuérdate de tus servidores Abrahán, Isaac y Jacob, y de las promesas que les hiciste. Pues juraste por tu propio Nombre: "Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu raza la tierra que te prometí, para que sea de ellos para siempre".»
14. Así, pues, Yavé renunció a destruir a su pueblo, como lo había anunciado.

Salmo 51:1-11

Cuando el profeta Natán lo visitó, después que aquel se había unido a Betsabé.
3. Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.
4. Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.
5. Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí;
6. contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.
7. Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.
8. Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.
9. Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.
10. Haz que sienta otra vez júbilo y gozo y que bailen los huesos que moliste.
11. Aparta tu semblante de mis faltas, borra en mí todo rastro de malicia.

1º Timoteo 1:12-17

12. Doy gracias al que me da la fuerza, a Cristo Jesús, nuestro Señor, por la confianza que tuvo al hacer de mí su encargado.
13. Porque yo fui en un comienzo un opositor, un perseguidor y un violento. Pero él me perdonó porque obraba de buena fe cuando me negaba a creer,
14. y la gracia de nuestro Señor vino sobre mí muy abundante junto con la fe y el amor cristiano.
15. Esto es muy cierto, y todos lo pueden creer, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales soy yo el primero.
16. Por esa razón fui perdonado, para que en mí se manifestara en primer lugar toda la generosidad de Cristo Jesús, y fuera así un ejemplo para todos los que han de creer en él y llegar a la vida eterna.
17. Al Rey de los siglos, al Dios único que vive más allá del tiempo y de lo que se ve, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio según San Lucas, 15:1-10

1. Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle.
2. Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: «Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos.»
3. Entonces Jesús les dijo esta parábola:
4. «Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió, hasta que la encuentra?
5. Y cuando la encuentra se la carga muy feliz sobre los hombros,
6. y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: "Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido."
7. Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.
8. Y si una mujer pierde una moneda de las diez que tiene, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra?
9. Y apenas la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: Alégrense conmigo, porque hallé la moneda que se me había perdido.
10. De igual manera, yo se lo digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte.»

No hay comentarios: