domingo, 8 de abril de 2012

Sermón y Lecturas de Pascua 2012


LECTURAS


Hebreos 10: 23-39
[23] Sigamos profesando nuestra esperanza sin que nada nos pueda conmover, ya que es digno de confianza aquel que se comprometió. [24] Tratemos de superarnos el uno al otro en la forma de amar y hacer el bien. [25] No abandonen las asambleas, como algunos acostumbran hacer, sino más bien anímense unos a otros, tanto más cuanto ven que se acerca el día. [26] Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, no puede haber ya sacrificio por el pecado; [27] solamente queda la perspectiva tremenda del juicio y del fuego que devorará a los rebeldes. [28] No hay misericordia para el que desprecia la Ley de Moisés: es condenado a muerte por el testimonio de dos o tres personas. [29] ¿Qué pasará entonces con el que pisoteó al Hijo de Dios? ¿Qué castigo merecerá, según ustedes, el que ha profanado la sangre de la alianza con la cual fue santificado y ha insultado al Espíritu, don de Dios? [30] Conocemos al que dijo: A mí me corresponde la venganza, daré a cada cual su merecido. Y también: El Señor juzgará a su pueblo. [31] Es espantoso caer en las manos del Dios vivo. [32] Recuerden aquellos primeros tiempos, poco después de haber sido iluminados, en que tuvieron que soportar un duro y doloroso combate. [33] Fueron expuestos públicamente a humillaciones y pruebas, tuvieron que participar del sufrimiento de otros que fueron tratados de esta manera. [34] Sufrieron con los que iban a la cárcel, les quitaron sus bienes, y lo aceptaron gozosos, sabiendo que les esperaba una riqueza mejor y más duradera. [35] Por eso no pierdan ahora su resolución, que tendrá una recompensa grande. [36] Es necesario que sean constantes en hacer la voluntad de Dios, para que consigan su promesa. [37] Acuérdense: dentro de poco, muy poquito tiempo, el que ha de venir llegará; no tardará. [38] Mi justo, si cree, vivirá; pero si desconfía, ya no lo miraré con amor. [39] Nosotros no somos de los que se retiran y pierden, sino que somos hombres de fe que salvan sus almas.

Isaías 25: 6-9
6] Yavé de los Ejércitos está preparando para todos los pueblos, en este cerro, una comida con jugosos asados y buenos vinos, un banquete de carne y vinos escogidos. [7] En este cerro quitará el velo de luto que cubría a todos los pueblos y la mortaja que envolvía a todas las naciones. [8] Y destruirá para siempre a la Muerte. El Señor Yavé enjugará las lágrimas de todos los rostros; devolverá la honra a su pueblo, y a toda la tierra, pues así lo ha dicho Yavé. [9] Entonces dirán: «Este es, en verdad, nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; éste es Yavé, en quien confiábamos. Ahora estamos contentos y nos alegramos porque nos ha salvado;


Marcos 16: 1-8
HA RESUCITADO, NO ESTÁ AQUÍ (MT 28; LC 24; JN 20)
[1] Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé, compraron aromas para embalsamar el cuerpo. [2] Y muy temprano, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro, apenas salido el sol. Se decían unas a otras: [3] «¿Quién nos quitará la piedra de la entrada del sepulcro?» [4] Pero cuando miraron, vieron que la piedra había sido retirada a un lado, a pesar de ser una piedra muy grande. [5] Al entrar en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido enteramente de blanco, y se asustaron. [6] Pero él les dijo: «No se asusten. Si ustedes buscan a Jesús Nazareno, el crucificado, no está aquí, ha resucitado; pero éste es el lugar donde lo pusieron. [7] Ahora vayan a decir a los discípulos, y en especial a Pedro, que él se les adelanta camino de Galilea. Allí lo verán tal como él les dijo.» [8] Las mujeres salieron corriendo del sepulcro. Estaban asustadas y asombradas, y no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían.

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